Los trabajos reunidos en la colección HISTORIA DE LOS MOVIMIENTOS SOCIALES tienen un protagonista: las masas. El análisis de los movimientos sociales ha impulsado el desarrollo de una disciplina -la historia social- ritualmente invocada, a partir de 1930, como parte de la «historia económica y social». Esta rama histórica se ha convertido en campo privilegiado de convergencia de la antropología, la sociología y la historia. Su metodología ofrece la variedad y amplitud propias de una disciplina en rápida gestación, nutrida por polémicas fructíferas.
Dos objetivos pretende alcanzar Joseph Macek al escribir este libro: situar la Reforma checa en el ámbito de la Reforma europea y analizar los cambios que han experimentado las imágenes de Juan Hus y del husitismo desde el momento en que se forjaron, en 1a Bohemia del siglo XV, hasta nuestros días.
La floreciente sociedad feudal de Bohemia conoce en los últimos años del siglo XIV la primera gran crisis de la sociedad medieval. Crisis social, crisis eclesiástica, protesta religiosa, insurrección popular. Las hogueras devoran endebles cuerpos de campesinos e indigentes: son los rebeldes-herejes (palabras sinónimas en el medievo). Sus voces «ilegales» prolongan su eco hasta finales del siglo XVI. La herejía cuenta con portavoces enardecidos, predicadores de amplia audiencia que ensanchan el círculo de adeptos. La sociedad praguense vibra con los escritos y prédicas de un hombre que vive intensamente los problemas de su tiempo: Juan Hus, vinculado a 1as corrientes que afloran en Europa y fustigado{ implacable de los abusos instaurados por los poderosos eclesiásticos y civiles. También muere en la hoguera; de sus cenizas salta la chispa que enciende la revolución husita, una revolución que presenta numerosos rasgos comunes a las revueltas populares del siglo XIV. Sin embargo, el movimiento que se desarrolla en Bohemia es más radical, más poderoso y de mayor duración (pervivió durante dieciocho años) que la jacquerie, la revuelta de los ciompi, la guerra campesina inglesa o los disturbios flamencos.
En las brasas del husitismo se ha fraguado toda una tradición nacional y revolucionaria que aún perdura. La figura de] reformador y su movimiento continúan siendo objeto de reflexión.
